El gigante de Redmond quiere dejar a Windows 10 como su única alternativa dentro del mercado general de sistemas operativos, una estrategia comprensible y necesaria si tenemos en cuenta el ambicioso objetivo de losmil millones de instalaciones que persigue la compañía.
En el camino que Microsoft debe recorrer para llegar a esa meta tiene dos obstáculos propios, Windows 7 y Windows 8.1, dos sistemas operativos que todavía ser comercializan pero que ya tienen marcado un final definitivo.
Según hemos podido conocer los fabricantes de equipos tienen hasta el 31 de octubre del próximo año para vender equipos con cualquiera de ambos sistemas operativos preinstalados, y por tanto para limpiar stock, ya que una vez llegada dicha fecha no podrán seguir comercializándolos.
¿Qué quiere decir esto? Supone un poco de presión para los fabricantes pero puede llegar a beneficiar a los usuarios, ya que es posible que veamos ofertas interesantes de cara a acelerar la limpieza de stock.
Con esto en mente sería recomendable esperar un poco si tenéis en mente comprar un equipo con Windows, ya que podríais encontraros equipos con una bajada de precio considerable en los próximos meses.
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